Mindfulness en la Primera Infancia
El Mindfulness, o atención plena, es la práctica de estar presentes en el aquí y ahora, con una actitud amable, curiosa y sin juicios.
Aunque a menudo se asocia con adultos, hoy sabemos que los niños y niñas también pueden aprender a habitar el momento presente, reconociendo sus emociones, conectando con su cuerpo, y fortaleciendo su capacidad de atención, empatía y autorregulación.
Sembrar atención presente y calma interior para que florezcan en cada etapa de la vida
La infancia es un momento único y sensible en el desarrollo humano. Durante estos primeros años, el cerebro crece a una velocidad extraordinaria, se forman los vínculos afectivos más importantes y se instalan muchas de las habilidades que acompañarán a cada persona por el resto de su vida.
Un camino compartido
En la Fundación Planeta Tierra creemos que el bienestar se cultiva desde la cuna. Por eso, promovemos programas de formación en mindfulness para docentes y cuidadores, y desarrollamos recursos adaptados a la primera infancia, basados en evidencia científica y enfoques pedagógicos respetuosos.
Acompañar a niños y niñas en este viaje no requiere ser expertos, sino estar dispuestos a cultivar con ellos el arte de estar presentes, momento a momento.
¿Por qué Mindfulness en la infancia?
Desde bebés, los seres humanos enfrentan desafíos emocionales: hambre, sueño, frustración, cambios, necesidad de contención. A medida que crecen, aparecen nuevas tensiones: la entrada al colegio, los primeros vínculos sociales, el manejo del lenguaje y las reglas. En este contexto, el mindfulness se vuelve una herramienta poderosa para acompañarlos en su crecimiento.
Diversas investigaciones en neurociencia y psicología del desarrollo han demostrado que la práctica del mindfulness en edades tempranas puede reducir la ansiedad, fortalecer el autocontrol, mejorar la atención y promover una mayor resiliencia emocional. Estas habilidades no sólo benefician el bienestar actual de los niños y niñas, sino que también tienen un impacto duradero en su salud mental, relaciones interpersonales y desempeño escolar.
La importancia del ejemplo
Enseñar mindfulness a la infancia comienza por el entorno. Padres, madres, cuidadores y educadores cumplen un rol clave: no se trata solo de enseñar técnicas, sino de encarnar una actitud presente y compasiva. Un adulto que respira profundo frente a una crisis, que escucha sin interrumpir, o que hace una pausa antes de reaccionar, está modelando una manera saludable de relacionarse con el mundo.
Incluso antes del lenguaje, los bebés perciben nuestra presencia o desconexión. Un simple contacto visual durante la lactancia, una caminata en silencio o un momento de calma durante el cambio de pañales, puede convertirse en una oportunidad para cultivar la atención plena compartida.
¿Cómo se practica?
A través del juego, la respiración consciente, las pausas activas, los cuentos, el arte y la conexión con la naturaleza, niños y niñas pueden explorar prácticas de mindfulness de forma lúdica y significativa. No se trata de “enseñarles a meditar”, sino de invitarles a sentir su cuerpo, nombrar sus emociones, observar el mundo con curiosidad, y desarrollar una mirada amable hacia sí mismos y los demás.
También ofrecemos guías para familias y educadores, con actividades simples como:
- Respiraciones con peluches o pompas de jabón
- Juegos de escucha atenta
- Caminatas conscientes al aire libre
- Círculos de gratitud y expresión emocional
